sábado, 14 de julio de 2012

Los pasos de mi fastidio

Ante la orilla de tus manos incandescentes se traza el equador de tus desvelos
  y ahora que tus manos son barrica me sustentan el desdén de tus senos descuidados.
Con que facilidad me arrojas a la volcada imagen de tu rostro destellado en  las mareas,
 pero aquí vamos otra vez cojeando, para ver a que hora se nos rompe la muleta,
 aquí andamos masticando la contingencia de la avenida que nos arrojo iracunda y tardará obcecadas    bocanadas en tragarnos.
Si vienes hazme creer que fue un error, que encontraste en las ramas de mi casualidad tu encanto,
 que ya no es necesario olvidar atar las agujetas para tropezar y encontrarme en el suelo,
  ya obligado a soportar tus manotazos.
Ya la nieve se cansó de ser huella de tu paso entorpecido,
 ya los derredores de mi boca se ven desmejorados.
Sin reparos va la caravana de un millar que no supo ser más que procesión,
 que no permitió encontrar tus restos,
 ahí quédate entonces, ahí quédate recostada en los escombros,
 ya la tierra sabrá que hacer contigo,
ya sabré despedirme de la estación que no encontró coraje en ambos meridianos.

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