jueves, 4 de diciembre de 2014

Flor estañada.

Si pudiera enamorarte de nuevo, sería mas cruel, mas insasiable mi pericia.
Ataría con mil vueltas de mi lengua a tu cuello un nudo. 
No volaría tan ligero mi pensamiento cada sonrisa que se me escapa por pensar en nimiedades.
Ni fueran tibiezas a solas contigo mis intimidades.
Si de nueva vuelta me encontrara entre tus brazos.
Me arroparía con ellos un abrigo que calmara el frío.
Contaría los lunares, las venas y los vellos una y otra vez hasta poder localizarlos ciego.
De mis heridas costras caen vueltas polvo, el mismo que me sacudo.
Fuera de mi la sangre sucede en otros cuerpos, a son de mar.
Dentro de mi duerme un coma entubado.
 Las fotos ya no esparcen el ego dañado que parecían reparar.
Cúmulo de himnos pasados son mis silbidos en esta esquina de cuarto.
Mitades de hora, cuartos de día pasan como soplando la llama que no quiere extinguirse.
Huye como huiste entonces retrato hermoso a buscar tu cuerpo.
Finge la muerte de dos amantes que son enterrados en lugares distantes.
Mis deseos vuelven, regresan a la caja de polvadera; costras y greñas, palabras huecas,
sueño apagado, maquetas chuecas.

Y la playa espere nuestro regreso, como omitiendo que no fuimos nunca.