jueves, 24 de diciembre de 2020

Animal

 A mí no me permitieron equivocarme.

Afirmó mi cuerpo una punción insidiosa.

O la negó después del concilio. 

¿Que balín oculta la carabina de tu cara?

¿Con que manchas irás a desprenderme de mi casto ingenio?

Te ubicas en el delirio, donde mi cabeza busca vientre. 

Y en el escombro de tu vasto afán por entorpecer la búsqueda de la tranquilidad apaga sus chasquidos el sacro reventado y solo queda la luz impregnada un instante en el ojo que mira la profundidad oscura.

Es la tierra: la que debajo del musgo desgrana mi piel, y concede ésta pasión inédita, para que vuelvas los ojos, los cierres  tranquila y no te acompañe la luz que te cegó una vez. 

Y aunque sea un ínfimo fragmento  éste goce, quiera el alma convencerse y se vuelque en sus espejos.