Dos cuerpos colisionan en el breve espacio del sueño.
Poco gesticulan sus bocas ya que las palabras son corpóreas.
Las debilidades generalizadas hacen de mi cuerpo este cadáver insepulcro.
Es el riesgo de pensarte.
De poner un pie sobre la fosa de tus recuerdos.
Y peor aún quedarse sentado en el llano observando como todo se desbarata.
Quisiera leer con la piel las diminutas grietas de tus insomnios.
O revolcarme en las desproporciones de tu discurso.
Escupir el aliento que bebo de ese vapor de tu tacto mínimo.
Y pensar la dimensión de mi cabeza que se llena con la tinta de tu saliva, vaho de vino seco.
Somos animales nocturnos que se entienden en la oscuridad.
Esperando que el sol deje de advertir lo evidente.
Al acecho de morder el cuerpo que todo lo recuerde.
Poco gesticulan sus bocas ya que las palabras son corpóreas.
Las debilidades generalizadas hacen de mi cuerpo este cadáver insepulcro.
Es el riesgo de pensarte.
De poner un pie sobre la fosa de tus recuerdos.
Y peor aún quedarse sentado en el llano observando como todo se desbarata.
Quisiera leer con la piel las diminutas grietas de tus insomnios.
O revolcarme en las desproporciones de tu discurso.
Escupir el aliento que bebo de ese vapor de tu tacto mínimo.
Y pensar la dimensión de mi cabeza que se llena con la tinta de tu saliva, vaho de vino seco.
Somos animales nocturnos que se entienden en la oscuridad.
Esperando que el sol deje de advertir lo evidente.
Al acecho de morder el cuerpo que todo lo recuerde.
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